MAGNESIO: EL MINERAL GRIEGO QUE CUIDA TU SISTEMA NERVIOSO

El magnesio es el noveno elemento químico más abundante en el Universo y el octavo más numeroso en la Tierra. Su abundancia en la naturaleza ya nos da una clara pista de la importancia de este mineral en el ciclo natural de la vida. Tanto es así, que hasta las estrellas producen magnesio, y es que en su interior tiene lugar el proceso de nucleosíntesis estelar que son reacciones nucleares debidas a la temperatura y presión elevadas. Asimismo, este mineral también es el tercero más abundante disuelto en el agua de mar. Quizás recuerdes nuestro último blog en el que hablamos acerca de los increíbles beneficios del agua de mar para mineralizar nuestro organismo.

Desintoxica tu organismo con el agua de mar

A pesar de ser muy cuantioso no se encuentra en la naturaleza en estado libre, sino que forma parte de numerosos compuestos, en su mayoría óxidos y sales.

¿Alguna vez te has preguntado por qué este mineral se llama así? Su historia nos traslada a Grecia, más exactamente a Tesalia, donde existe una región que se llama Magnesia. En este lugar este mineral fue identificado por Joseph Black en 1755 y posteriormente aislado por Sir Humphry Davy en 1808. En Magnesia descubren también que algunos minerales de las minas del lugar tienen la cualidad de atraer a ciertos metales, siendo el más numeroso el magnesio, a ese fenómeno se le denomina magnetismo.

IMPORTANCIA DEL MAGNESIO EN NUESTRO ORGANISMO Y SU IMPLICACIÓN EN EL SISTEMA NERVIOSO.

El magnesio sin duda, es imprescindible para el correcto funcionamiento de nuestro organismo. Es necesario para más de 300 reacciones bioquímicas en el cuerpo. Lo que nos demuestra cuánta importancia tiene en nuestro día a día. Es imprescindible para mantener el ritmo cardíaco, la actividad muscular, los niveles de energía, el correcto funcionamiento del sistema nervioso e inmune entre otros. Diariamente necesitamos aproximadamente unos 3,6 mg de magnesio por kilo de peso. La mayor parte de este mineral la obtenemos a través de la dieta pero solo conseguimos absorber la tercera parte de todo el que ingerimos.

No hay que entender el consumo de magnesio de forma individual sino que la homeostasis de este mineral va en consonancia con la de otros minerales como el calcio. En este contexto, el consumo elevado de calcio unido a la ingesta deficiente del magnesio se han asociado al incremento del riesgo de algunas enfermedades cardiovasculares, metabólicas, e incluso una menor esperanza de vida. En consecuencia la relación entre calcio y magnesio debe estar equilibrada para que ambos minerales nos aporten el máximo de beneficio. En las dietas occidentales, debido al uso de fertilizantes de síntesis y por los hábitos de determinados alimentos, a menudo el consumo de calcio es elevado, por lo que es recomendable la ingesta de determinados alimentos y/o compensar con suplementos naturales de magnesio para equilibrar ambos minerales en nuestro organismo.

El magnesio participa en numerosas reacciones enzimáticas básicas y primordiales de nuestro organismo como el uso del oxígeno, la formación celular o la capacidad de generar energía. Este mineral es un catalizador enzimático del sistema nervioso que regula el equilibrio y correcto funcionamiento del mismo. Es un excelente relajante muscular que contribuye al equilibrio de los impulsos nerviosos y la excitabilidad de las células, pues estimula las membranas neuronales actuando positivamente sobre la ansiedad, el estrés y el nerviosismo.

La mayor parte del magnesio se encuentra en los huesos y músculos, en la sangre solo se halla aproximadamente el 1% de este mineral. De forma conjunta con el calcio tiene una implicación más que importante en la salud muscular. De hecho, su carencia provoca que la porosidad para el calcio aumente y disminuya por lo tanto la capacidad de absorber y mantener este mineral.


Curiosamente, la mitología cuenta que Aquiles, muy conocido por su resistencia, salud y agilidad en las batallas de Troya nació en la ciudad de Magnesia y por lo tanto creció consumiendo alimentos de la zona ricos en magnesio.

¿CÓMO SABER SI NOS FALTA MAGNESIO?

Aunque el magnesio está presente en muchísimos alimentos como las verduras, algunas frutas, legumbres, frutos secos, semillas y en menor medida en los pescados y alimentos de origen animal, la absorción de este mineral es bastante baja en relación al consumo a través de la alimentación. Esto unido a dietas ricas en calcio como ya hemos comentado anteriormente provoca una relación desequilibrada entre ambos minerales.

Cuando existe déficit de magnesio, podemos experimentar alguna sintomatología como dolores musculares especialmente dolor o contracturas en la zona de la espalda y cervical, calambres en las piernas, espasmos y debilidad muscular, cansancio, fatiga crónica, encías sangrantes, cambios en el estado de ánimo, nerviosismo o ansiedad entre otros.

CÓMO CONSUMIRLO

El consumo de magnesio por tanto, debe ser una pauta obtenida primordialmente a través de la alimentación. No obstante, los suplementos que contienen magnesio son un buen complemento a la alimentación y contribuyen a acelerar estados carenciados de manera más rápida, ya que se absorben de forma óptima y son muy asimilable por nuestro organismo.

Existen muchas formas de presentación del magnesio en la suplementación como el magnesio en sulfato, carbonato, cloruro, citrato, óxido, gluconato, etc y cada una tiene una biodisponibilidad orientada a distintas disfunciones o patologías, el uso del magnesio en forma de citrato es la más ideal para corregir desequilibrios o carencias del sistema nervioso y como relajante muscular natural además es la forma que mayor nivel de absorción y asimilación tiene.

Lo ideal es consumir los suplementos de magnesio en el ámbito de una dieta saludable, y hábitos presentes en la búsqueda de una vida sana, cómo la meditación o yoga. De esta forma se crea una sinergia que nos ayuda a alcanzar el bienestar a nivel físico, mental y emocional.

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